PRIVILEGIADA es la primera palabra que encuentro para definir mi estado en el medio rural, aunque apostar por ello no significa que la decisión de permanecer en el lugar donde nací haya sido fácil. Soy Leticia Marín, arquitecto y mujer rural.

La idea de escribir en el blog me cautivó desde el primer momento y formar parte de él desde el inicio me encanta, entusiasma y aterra a partes iguales. Me encanta porque el concepto me parece interesante, me entusiasma porque todos inicios tienen esa magia y me aterra porque es inevitable que en cada escrito vuelque una parte de mi misma tanto profesional como personal y que de alguna manera sea juzgada por quién me lea.

Para abrir este primer artículo he querido hablar sobre el Medio Rural [EN]previsible, porque invisible e imperceptible ya es para muchos. Residimos en una comunidad autónoma cuyo centro neurálgico está muy marcado incluso para las otras dos provincias. Pero es un centro descentrado que a pesar de serlo también dentro de la nación por ser un lugar equidistante de importantes núcleos, este hecho no afecta ni positiva ni negativamente a la urbe y su entorno (no estoy descubriendo nada nuevo con esta contextualización). Zaragoza y su entorno dormitorio cada día crece más y el resto de la comunidad y el medio rural en especial tiende a la despoblación. El centro que como ya he dicho es descentrado no admite tanta población y como consecuencia viene la emigración.

Emigración de jóvenes del medio rural por la falta de servicios y oportunidades que está contribuyendo a la ya tan comentada despoblación. Somos una generación que hemos tenido los suficientes recursos para poder estudiar una carrera, no hemos pasado una guerra como nuestros abuelos, ni una postguerra como nuestros padres en la que asentar las bases democráticas y sociales, pero sin embargo, nos toca luchar por las carencias de servicios y dificultades para desarrollar nuestra profesión en un medio por el que se apuesta poco.

Tras estudiar durante cinco años la licenciatura, y dos años de proyecto final de carrera, decidí establecerme en mi pueblo natal Ricla; dónde a priori no iba a tener tantas oportunidades como en la ciudad. Sin embargo aquí disfruto de la calidad de vida que quiero, sintiéndome profesionalmente valorada  aunque renuncie a ciertos servicios o para disfrutar de ellos tenga que recorrer 60km hasta la ciudad donde mayoritariamente se concentran. Reconozco que el ocio, los servicios, las luces y el maquillaje que ofrece una ciudad puede provocar una emigración forzada ya que son pocos los que apuestan por volver al medio rural. Los jóvenes salen para estudiar pero ya no vuelven. Son pocos los centros educativos y culturales y existen muchas carencias en medios de transporte para llevar a cabo los estudios en su propio medio. Todo y con ello se puede decir que Valdejalón no es una de las comarcas más afectadas, pero se percibe.

De acuerdo con el Informe Anual de Indicadores del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente el descenso de la población joven del medio rural es progresiva desde los años 70, siete de cada diez personas vive en áreas urbanas.

El perfil por tanto de la nueva generación de jóvenes rurales, jóvenes emprendedores, con formación y muy cercanos al medio urbano, son aquellos a quienes la falta de posibilidades educativas, laborales y sociales les ha obligado a salir fuera y abandonar su territorio.

Sin embargo para mi el medio rural ha sido una oportunidad, y me niego a que sea imperceptible, siempre lo pondré en valor con mis actos en la medida que me sea posible, pero para ello también es necesario extirpar ciertos arcaísmos vinculados al pueblo y a la nueva tendencia del neorruralismo (movimiento sociológico que ensalza la vida sencilla en el medio rural). Ni todos los que vivimos en el pueblo somos de campo (y ojo soy hija de padres agricultores, y he defendido y defiendo la agricultura; pero no como escudo de este territorio, no me sirve) ni todos los que se asientan en el pueblo es para tener una “sencilla” vida en el campo. Necesitamos nueva apuestas para el territorio que generen empleos competitivos pero para ello son necesarias buenas comunicaciones y servicios, modificaciones legislativas que favorezcan asentamientos, y sobre todo apuestas reales por este medio. Creo que no he contado nada nuevo en este post además de un sentimiento creo generalizado en los que residimos en el medio rural pero si puede decir que me siento privilegiada por vivir en este territorio, defendiendo mi profesión y compartiéndola en la medida de lo posible.

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