Finalmente llegó ese día, ese día tan temido que miras de reojo desde el primer momento en que te ponen a tu pequeño en tus brazos. Y no me venía de sorpresa, es mi segundo hijo, no quería verlo pero el día de volver a trabajar y dejarlo en casa había llegado.

Durante semanas estuve preparándome, sacándome leche, dado que le doy el pecho y quiero que continúe así, porque por mucho que vaya a trabajar 4 horas + 1 hora de ir y volver a mi puesto de trabajo, mi pequeño tiene que comer, y no quiero que sea leche en polvo, quiero que sea mi leche, la que mi cuerpo produce solo para él. Y hablo solo de lo que mi hijo sufre, sin contar que durante 5 horas mis pechos van a seguir produciendo leche para un niño que esta a 30 km de distancia haciendo que a veces sea insoportable el dolor.

Porque, dime dónde está esa conciliación familiar cuando un ser indefenso de 5 meses tiene que despegarse de su madre, su vínculo más estrecho para quedarse con abuelos, padre en el mejor de los casos o bien en una guardería.

Parece mentira que todavía no se hayan dado cuenta nuestros maravillosos políticos, y hablo de los que gobiernan y de la oposición, que no pueden hacer que una madre deje a su hijo en casa siendo tan pequeño, que el periodo de baja que nos dan es insuficiente, que dejamos a la persona más tierna, indefensa sola y rezamos porque cree un vínculo rápido de seguridad con la persona que ahora estará mientras mamá está fuera de casa.

Está fuera de casa trabajando, luchando por mantener su cabeza en su trabajo porque su alma está allí, con él, esperando que no se pegue horas llorando, que coma, aunque sean 10 ml de leche, que no se lo ponga difícil a la abuela para que no diga la palabra mágica de… hay que ponerle chupete, o a este niño hay que darle de comer, porque tampoco es malo, pero tú lo has planificado de otra manera.

Acabas de ser madre, y una fuerza sobrehumana se apodera de todo tu ser, no sabes por qué, pero, crees firmemente en tu instinto el cual te dice que, meterle el chupete a presión en la boca a tu hijo para calmarlo y aliviar también a la persona que lo cuida y después de unos años quitárselo con la misma presión porque le va a deformar su paladar o porque “ya es mayor”, no es algo que quieras hacer. Que darle de comer antes de que cumpla los 6 meses no es de tu gusto, que digo yo que si la OMS lo aconseja será por algo y no por fastidiar a tu madre que ha criado a unos cuantos.

Todo se te viene encima, pierdes el control sobre tu bebé durante esas horas porque tienes que trabajar y además quieres trabajar, pero, ¿es necesario hacerlo tan pronto? ¿Porque en Rumania tienen 2 años de baja maternal y nosotros solo 4 meses que en el mejor de los casos ampliamos a 5 o 6? Y encima no puedes imponer tu voluntad porque mientras no estés delante harán lo que quieran y, además, gracias a que se quedan con él …

Que difícil es hacerte oír, porque encima tal y como lo cuentas parece que no quieres trabajar, pero, no es así, lo que quieres es poder realmente tener una conciliación familiar.

A las mujeres nos quedan muchas batallas por ganar, pero somos nosotras las que tenemos el arma de enseñarles a nuestros pequeños, que algún día saldrán a gobernar el mundo que las cosas no deben TIENEN que cambiar.

Olga Poza Firma

2 Responses to ¡Y llegó el día!

  1. Rocio dice:

    Como hermana tuya me siento orgullosa, porque por la edad que nos llevamos soy parte de algo de la educación que has recibido. Por lo tanto creó que algo hemos hecho bien contigo.Gracias por decir lo que en tu situación están muchas mujeres como tú.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.