Vas caminando por la calle. ‘Plin’. WhatsApp. “He visto esta casa rural que está muy bien, échale un vistazo”. Pulsas el link, ojeas las fotos. “Mola. Lo hablamos luego”. Llegas a casa y enciendes el PC. Facebook e Instagram. En ambas aparecen anuncios patrocinados: “Casas rurales en la periferia de Madrid. Consulta los mejores precios”.
Intercambias móviles con alguien. Un par de mensajes cordiales por WhatsApp. Abres Facebook. Nuevas conexiones. Alguien se ha añadido a tus contactos del teléfono. Puedes saludarle y\o husmear su perfil de Facebook en un click. Ponemos apellidos a ese alguien, ciudad, amigos, hobbies, fotos de los últimos cinco años, comentarios… ¿Seguimos? Después de abrir la caja de Pandora quieres más. Vamos a Google. En cinco minutos sabes qué ha estudiado, en qué lugares ha trabajado, dónde ha vivido, cuándo se hartó de aquel curro y buscó trabajo en InfoJobs. Boletín Oficial del Estado, una beca perdida, un premio ganado con esta otra fundación… Continue Reading