La música de cada mañana ha dejado de escucharse para dar paso a un: Por motivos de seguridad, les recordamos que todos los dispositivos deben permanecer en modo vuelo hasta que todo vuelva a la normalidad. Si no desean evacuaciones de emergencia, no salgan de casa. Ahora por favor, abróchense el cinturón y accedan a su correo electrónico, ahí disponen de todas las instrucciones por parte de Inspección educativa. Agradecer su atención y feliz vuelo.

Ayer todavía hacía la maleta con millones de recursos para llevarla al aula y ver sus caras de sorpresa, ayer aún hablábamos en la asamblea con mucha ilusión de excursiones y planes; ayer todavía jugábamos en el patio y disfrutábamos del aire libre. Hoy, son las nueve y ya nadie viene corriendo hacia mí con una sonrisa. Hoy son las nueve de la mañana y levanto la tapa del ordenador portátil esperando que uno de mis veinte alumnos me abrace. Y otra vez me surge la misma duda, ¿cómo llego a cada una de las casas de mis pequeños? ¿Doy por hecho que todas las familias tienen medios para poder comunicarse, doy por hecho que todos disponen del mismo tiempo para organizarse, doy por hecho que tienen la suerte de disponer de recursos, aunque sean los mínimos, para pintar, escribir, o algo tan simple como jugar? NO, no puedo dar por hecho realidades que desconozco. Bastante tenemos con asimilar la realidad que todos desconocemos ahora mismo.

Por eso, tan sólo deseo que en sus casas tengan una ventanita, aunque sea tan pequeña como la de un avión. Una ventana que les ayude a imaginar lo que encontrarán un día fuera, una ventana que les brinde un poquito de luz y color para crear algo nuevo, una ventana que les invite a aburrirse. Y por qué no, que bailen tras la ventana, que rían, que jueguen a adivinar, y que aplaudan, claro que sí, que aplaudan a las 20h…

Como maestra puedo leer las directrices de las administraciones competentes, puedo rellenar informes, puedo aconsejar que miren a través del cristal, pero jamás obligar a que las familias realicen con sus hijos e hijas una serie de tareas que lo nublen todo, y lo único que consigan es apagar la poca luz que entra ahora mismo por sus ventanas. Relájense y disfruten del vuelo decían…En fin, yo voy a correr la cortina burocrática de la mía para colgar mi arcoíris. “Todo saldrá bien”.

Alba Olmos

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